sábado, septiembre 16, 2006

Bienvenid@

No cojas la cuchara
con la mano izquierda.
No pongas los codos en la mesa.

Dobla bien la servilleta.
Eso, para empezar.

Extraiga la raíz cuadrada
de tres mil trescientos trece.
¿Dónde está Tanganika?

¿Qué año nació Cervantes?
Le pondré un cero en conducta

si habla con su compañero.
Eso, para seguir.
¿Le parece a usted correcto que
un ingeniero haga versos?
La cultura es un adorno y
el negocio es el negocio.
Si sigues con esa chica
te cerraremos las puertas.
Eso, para vivir.
No seas tan loco. Sé educado.
Sé correcto. No bebas. No fumes.
No tosas. No respires.
¡Ay, sí, no respirar!
Dar el no a todos los nos.
Y descansar: morir.

viernes, septiembre 15, 2006

¿Quien me habita?

¡Qué extraño es verme aquí sentado,
y cerrar los ojos, y abrirlos, y mirar,
y oír como una lejana catarata que la vida se derrumba,
y cerrar los ojos, y abrirlos, y mirar!

¡Qué extraño es verme aquí sentado!
¡Qué extraño verme como una planta que respira,
y sentir en el pecho un pájaro encerrado,
y un denso empuje que se abre paso difícilmente por mis venas!

¡Qué extraño es verme aquí sentado,
y agarrarme una mano con la otra,
y tocarme, y sonreír, y decir en voz alta
mi propio nombre tan falto de sentido!

¡Oh, qué extraño, qué horriblemente extraño!
La sorpresa hace mudo mi espanto.
Hay un desconocido que me habita
y habla como si no fuera yo mismo.

Elegia

Yo he intentado siempre salvar del vacio
una minima miseria,
nada
porque es algo que existe pese a todo,
nada,
el resto de un amor, de una existencia,
nada,
lo que uno trataba de alzar hasta la gloria,
la luz real que adoraba,
pero nada, no era nada.

jueves, septiembre 14, 2006

Todas las mañanas, cuando leo el periodico

Me asomo a mi agujero pequeñito.
Fuera suena el mundo, sus números, su prisa,
sus furias que dan a una su zumba y su lamento.
Y escucho. No lo entiendo.

Los hombres amarillos, los negros o los blancos,
la Bolsa, las escuadras, los partidos, la guerra:
largas filas de hombres cayendo de uno en uno.
Los cuentos. No lo entiendo.

Levantan sus banderas, sus sonrisas, sus dientes,
sus tanques, su avaricia, sus cálculos, su vientres
y una belleza ofrece su sexo a la violencia.
Lo veo. No lo creo.

Yo tengo mi agujero oscuro y calentito.
Si miro hacia lo alto, veo un poco de cielo.
Puedo dormir, comer, soñar con Dios, rascarme.
El resto no lo entiendo.

domingo, septiembre 10, 2006

Hoy, por ejemplo, estoy mas bien contento

Hoy, por ejemplo, estoy más bien contento.
No sé bien las razones, mas por si acaso anoto:
Mi estómago funciona,
mis pulmones respiran,

mi sangre apresurada me empuja a crear poemas.
(Solamente —¡qué pena!— no sé medir mis versos.)

Pero es igual, deliro: Rosa giratoria
que abres dentro mío un espacio absoluto,
noche con cabezas
de cristal reluciente,
velocidades puras del iris y del oro.
(Solamente —¡qué pena!— estoy un poco loco.)

Mas es real, os digo, mi sentimiento virgen.
reales las palabras absurdas que aquí escribo,
real mi cuerpo firme,
mi pulso rojo y lleno,
la tierra que me crece y el aire en que yo crezco.
(Solamente —¡qué pena!— si vivo voy muriendo.)

viernes, septiembre 08, 2006

3 Los Elementos

Somos hijos de la tierra
y el llanto,
del mar y de la inercia,
de la moral, del lento
pensamiento,
del discurrir circunspecto,
del florecer fugitivo
de un buen deseo,
y del peso del recuerdo
(de ese corazón cargado
que golpea triste y ciego),
y de los ojos inquietos
en donde brilla el silencio.

Somos hijos del mar
y de la tierra,
del llanto contenido,
de la dulce materia.
Pero también, ligeros,
atrevidos, gloriosos,
somos hijos del fuego.

jueves, septiembre 07, 2006

Los Espejos Transparentes



Uno dice lo que dice, mas no dice lo que piensa.
Los espejos no reflejan: transparentan.
Todo mira fascinante de frente, pero no existe.

Todo vuelve por detrás y es lo real, invisible.
En lo que veo, no veo; en lo que no veo, creo;
en toda imagen apunta una múltiple presencia,
palpitante intermitencia del corazón: confusión;
y así me siento indeciso como un pobre hombre perdido,

como tú que ¿quién eres?, como yo que ¿quién soy?


Los espejos que me escupen hacia fuera, y hacia dentro
me proponen transparencias de distancias y silencios,
deben ser, quiero que sean, para mis obras ejemplo,
con mucha luz hacia fuera, con más secreto hacia dentro.
Juego al juego, sí, con trampa, como hay doblez en los versos.

Así se cuentan las cosas que nos pasan cada día,

y bien contadas parecen fascinantes y sin alma.
Si se piensa, nada es lo que se ve en el espejo.
La luz grande es un abismo y un estúpido misterio.

miércoles, septiembre 06, 2006

Hablo con el Mar

Sentado en estas rocas, mar, te escucho.
No entiendo tus palabras pero adivino a ciegas

que algo quieres decirme mas no puedes llevarme
adonde yo quisiera, ¡oh inmensidad sin centro!
No te entiendo, madre-muerte, madre-amante, madre-amor.
¿O eres tú la que no entiende mi modo humano de hablar?
¿Hasta cuándo tengo que seguir esperando
mi retorno a tu origen, madre natal?

viernes, septiembre 01, 2006

Disolucion

La noche sin medida temblaba cerca y lejos
como si fuera algo que estaba escondido
en el fondo invisible de una mirada intensa.
Un paisaje extendía su lentitud. La luna mostraba que los dioses son aún posibles.
Y muy lejos, el mar, o algo que parecía
que podía serlo, golpeaba el silencio.
Y ya no había nada que pensar o decir,
ni valía la pena de seguir escuchando,
Madre Muerte, amor lento, lentamente lento. Pues aunque la luna crezca y crezca alocada

ya sé que ha terminado cuanto aún era posible.

En memoria

Te escribo desde un puerto,
desde una costa rota,
desde un país sin dientes,
ni párpados, ni llanto.
Te escribo con sus muertos,
te escribo por los vivos,
por todos los que aguantan
y aún luchan duramente.
Poca alegría queda ya
en esta tierra nuestra.
Mas ya ves, esperamos

...donde el silencio se oye




jueves, agosto 31, 2006

Agradecimiento

Como yo no soy yo, represento a cualquiera
y le presto mi voz a quien aún no la tenga;
o repito otras voces que siento como mías aunque,
hasta sin querer, siempre de otra manera.

Parezco personal, mas digo lo sabido
por otros hace siglos. O quizás, ayer mismo.

Ojalá me repitan sin recordar quién fui
como ahora yo repito a un anónimo amigo.

¡Oh futuro perfecto! No hay otra permanencia

que la de ser un eco corregido por otros
que no sabrán mi nombre, ni —espero— mi aventura.

Tampoco yo sé bien quién habla en mi conciencia.

Si algún día un muchacho nos plagia

sin saberlo y en él, lo ya sabido, vuelve a ser un invento,
estaremos en él, invisibles, reales,
como otros, ahora en mí, son corazón de un ave.


Es eso, y no los versos guardados en los libros,
lo que, venciendo el tiempo, sin forma durará
en la obra colectiva y anónima, aún en ciernes,
transformando y creando conciencia impersonal.

Gabriel Celaya