viernes, septiembre 01, 2006

Disolucion

La noche sin medida temblaba cerca y lejos
como si fuera algo que estaba escondido
en el fondo invisible de una mirada intensa.
Un paisaje extendía su lentitud. La luna mostraba que los dioses son aún posibles.
Y muy lejos, el mar, o algo que parecía
que podía serlo, golpeaba el silencio.
Y ya no había nada que pensar o decir,
ni valía la pena de seguir escuchando,
Madre Muerte, amor lento, lentamente lento. Pues aunque la luna crezca y crezca alocada

ya sé que ha terminado cuanto aún era posible.

No hay comentarios: